Miran Iza a los mandos de la nave Tulsa y capitaneándola con destreza, la conduce a esos lugares oníricos que nos describe con cierta desgana en su manera de cantar, pero que la hacen tan inconfundible. Esta vez, se adentra en territorios pop de ciertas ayudas electrónicas y con un considerable andamiaje de cajas de ritmos, que recrean una atmósfera tensa y brumosa. Todo ello, desde un prisma desolador pero con cierta actitud subversiva. ‘La Calma Chicha’ es su quinto trabajo de estudio, un elepé de tan solo nueve cortes, donde aparecen canciones como este ‘Oda al Amor Efimero’.
Interesantísimo y magnánimo debut con una cristalina y frágil textura vocal, aderezada y bien nutrida de los pertinentes arreglos de cuerda y vientos. Convirtiendo la propuesta de Natalie Prass en un auténtico pop barroco, que recoge el testigo de cantautores norteamericanos clásicos, por un lado, y la tradición del soul y sonido Philadelphia (como en el tema Bird Of Pray), por otro. De la ruptura sentimental le viene a esta artista la inspiración para alumbrar un debut homónimo como éste , de tan alta carga emotiva.
Sin estridencias y con un rango vocal elevadísimo, nos invita a ir desgranando y apreciando a cada escucha, todos y cada unos de sus artefactos sonoros. Atemporal y visceral a partes iguales, que hacen que, te parezca imposible que temas tan aparentemente tan fáciles e inofensivos te dejen tan tocado. Como ocurre con ‘Never Ove You’ o este ‘Violenty’.